miércoles, 17 de septiembre de 2008

La recepción del arte latinoamericano en Europa

Anoche nos reunimos los de la Tertulia de Madi por primera vez en esta temporada. Fuimos pocos, en comparacion con el numero que suele ser habitual en esta que es la primera tertulia de artistas latinoamericanos residentes en Madrid de la que tenga noticia. Y, sin embargo, la cena fue magnífica y la discusión trajo a cuento el tema de la recepción del arte latinoamericano en Europa que, aunque hoy aparece asegurada, no lo estaba para nada hace un par de décadas. De hecho, las cosas comenzaron a cambiar en beneficio de la difusion del arte latinoamericano en este continente, gracias sobre todo a la exposición Arte en América Latina, curada por Waldo Rassmussen, quién con ella quiso despedirse del cargo que había ejercido durante mucho tiempo de curador de la colección de arte latinoamericano del MoMA de Nueva York, por entonces una de las más importantes del mundo. La muestra fue traida a España, donde se expuso en la Exposición Universal de Sevilla y luego itineró por el Pompidou de Paris y el Ludwig Museum de Colonia, antes de finalizar su itinerancia en las propias salas del MoMA. La mayoria de los críticos latinoamericanos activos en ese momento fueron muy críticos con los contenidos de la misma, e incluso con su concepto, pero lo cierto es que a partir de ella en los circuitos artisticos europeos cobró forma la idea de que en América Latina existia arte y no sólo artesanía. Y tambien empezó a hacerse corriente la idea de que había una tradición de vanguardia relevante y significativa. Hoy esta clase de reconocimiento ya está suficientemente asentado como para darle un mentís a cualquiera que como Scheneckenburger, el director de la Documenta 8, se atreviera a afirmar, a propósito de una pregunta de la crítica brasileña Berta Sichel, que ¨el arte latinoamericano no hace parte del arte de Occidente¨.

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