miércoles, 5 de noviembre de 2008

Alberto Garcia Alix: artista de las intensidades.

Si, la intensidad, ese categoria venida de la mecánica clásica, que Guilles Deleuze transformó en un estilema filosófico tan pregnante como exitoso. Y que se me viene a la cabeza ahora que me dispongo a escribir sobre la extraordinaria exposicion del fotógrafo Alberto García- Alix, inaugurada ayer(04.11.08) en el Museo reina Sofia de Madrid. Intensidad de vida la suya, vivida sin ambages hasta extremos que hace un par de décadas parecian conducir a la plenitud de la vida y que hoy, en pleno dominio del control de todos y cada uno de los recodos de nuestras vidas por parte de un poder implacable, no resultan ser mas que los vicios y los desafueros de una juventud descarriada. ( ´Soys una generación perdida ´le espetó Gertrude Stein en la cara a Hemingway alguna de las pocas veces en las que el autor de The farewell to arms, se atrevio a ir a una de las tertulias celebradas en su apartamento de Paris). Es tan notable la diferencia entre esa época y la que hoy nos abruma que me he preguntado ¿cómo es posible que se permita la exposicion. nada menos que en un museo nacional de arte, de fotografías en las que el propio artista aparece metiéndose heroina en las venas, igual que lo hacen en otra fotos parte de sus amigos? ¿ Cómo consienten las autoridades que se expongan esa clase de imágenes en una época lastrada hasta ahora y sin aparente remedio por la estrategia política del control absoluto, minucioso, ubicuo del individuo y el descontrol igualmente absoluto de las empresas? ¿ Será que la discreta anuencia de estas autoridades o su abierta tolerancia son el signo o el síntoma de que la pretension absolutista de los amos del Imperio Americano ha alcanzado techo, ha tocado el limite extremo de sus posibilidades de control e imposición y que se abre, por lo tanto, un período de tregua y distensión en el que quizás podremos por lo menos respirar libremente? ¿ Acaso es esa posibilidad, todavía incierta, la que está implícita el triunfo arrollador de Obama en las elecciones americanas, celebradas el mismo dia en el que se inauguró la exposicion de un artista que ha vivido hasta ahora su vida con una rara intensidad? Y que se mantiene fiel a su propio legado ahora que está viejo, flaco como siempre, tatuado como el motero que fue durante toda su vida y que no reniega ni un apice de lo que fue ni de lo que sigue siendo. Extraordinario.

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