Confieso que fui a ver (25.01.10) el espectáculo
La lucha libre vuelve al Price porque en el programa del mismo prometían el enfrentamiento entre Israel Galván y Los Tres Mil. El bailaor flamenco, cuya irreverencia ha seducido tanto a Pedro G. Romero como a George Didi Huberman, era para mi una asignatura pendiente y de repente un espectáculo del que no tenía la menor idea previa me ofrecia la posibilidad de aprobarla. Y lo hice. Sólo que el espectaculo, con su brillante e imaginativa paráfrasis de los combates de lucha libre, me sedujo hasta la fascinación y en cambio Israel Galvan me decepcionó. Y no exactamente por culpa de él ni de mis rudimentarios conocimientos de un arte tan refinado como el flamenco. No, el problema fue la coreografía y la puesta en escena del duelo virtual anunciado en el programa entre el propio Israel y el conjunto de coristas, palmeros y guitarristas que ha adoptado el descabellado nombre artístico de Los Tres Mil. Yo conozco de vieja data el trabajo artístico de Pedro G Romero, como que fui el curador de una muestra colectiva que juntó en la Sala Amadis del Instituto de la Juventud de Madrid obras suyas con las de Abraham Lacalle y de Isaac Montoya, allá por los remotos años 80 del siglo pasado. E inclusive fue él quien primero me elogió a Israel Galvan, mostrandose muy orgulloso de los trabajos que estaban haciendo conjuntamente y que suponía una relectura del flamenco en clave de arte contemporáneo. Pero ninguno de estos antecedentes, ni el respeto que me merece la singular obra archivística de Romero, fueron suficientes para librarme de la decepcion que me causó ver a un bailarín tan dotado y virtuoso como Galvan enredado en el disparatado artefacto escénico diseñado al alimón por Pedro G.y Máquina Ph para esta ocasión.
Me pasó lo mismo. Bueno, casi. A mí el espectáculo en su conjunto me pareció una patochada. Pero el espectáculo de Israel Galván, a quien yo iba a ver sobre todo (http://afinidades-electivas.blogspot.com/2009/11/el-bailaor-de-soledades.html) me espantó. Torpe, zafio, de mal gusto, sin criterio... Pedro G. Romero esta vez ha fallado por completo. No todo vale, no se puede hacer lo que se quiera y salir por peteneras... No alguien como Galván, de su calidad, de su lirismo y de su talento...
ResponderEliminarRespeto tu opinión pero discrepo con tu juicio tan lapidario del resto del espectáculo.
ResponderEliminarestá claro que no tienen ni idea, sus comentarios están fuera de todo, no saben que son las tres mil, ni saben de flamenco, ni de lucha libre ni de mal gusto... y entonces porqué lo escriben?
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