Las claves de la apuesta de Okwi Enzweor como
director artístico de la actual edición de la Bienal de Venecia (2015) la ofrecen dos de las piezas que ha
incluido en el pabellón central de los Giardini. El pabellón que fuera de
Italia y ahora es de La bienal a secas. La primera es la
video proyección de la larga entrevista que el artista y realizador británico
Steve McQueen le hizo a David Harvey, el pensador igualmente británico que ha ganado notoriedad
gracias a una lectura heterodoxa del
legado de Marx en la que el espacio geográfíco cumple un
papel tanto o más decisivo que el esfuerzo por descubrir e interpretar las contradicciones
que caracterizan la etapa actual del capitalismo, tan distinta y sin embargo
tan congruente con la etapa histórica de este proteico modo de producción que dio
lugar al análisis sistemático expuesto por
Karl Marx en Das Kapital.
La otra pieza es la video instalación articulada por
la obra del artista alemán Alexander Kluge Noticias
de la antigüedad ideológica que, como el propio autor ha declarado, intenta
satisfacer el propósito malogrado de Serguei Eisenstein de llevar al cine la
obra capital de Marx. En una entrada anterior de este blog me he ocupado de
este proyecto de Kluge por lo que aquí me limitaré a señalar que el método que él ha elegido ha sido fenomenológico: en vez de intentar vanamente ilustrar el
análisis extraordinariamente abstracto de Marx, Kluge se ha esforzado por
descubrir al capitalismo en las formas de la vida colectiva e individual que mejor
delatan su existencia. O si se quiere ser más preciso: sus múltiples formas de determinar lo existente. Tal y como lo hizo Isaac Newton quien, según
una leyenda muy popular, descubrió la ley de la Gravedad observando la caída de
una manzana.
Esta es la lección de Kluge que Enwezor habría
intentado extrapolar al conjunto de obras que integran la heterogénea y
multitudinaria exposición desplegada en el Pabellón y en los Giardini, y cuyo
título sirve de lema al conjunto de esta bienal: All the World´s futures:
Todos los futuros del mundo. Título ambiguo donde los haya porque puede remitir
tanto al futuro radiante prometido por la globalización a todos las culturas y
todos los países del mundo que se entreguen a ella sin mas,como al futuro imaginado
por los altermundistas que creen que Otro mundo es posible y
que además está dentro de este mundo, por mucho que lo nieguen los
nostálgicos del Paraíso o los convencidos de que la historia ha alcanzado su
fin porque el mundo ya es el paraiso. O
simple, prosaicamente, el único cuando no el mejor de los mundos posibles.
El tono y las intenciones de una parte significativa
de las obras de la exposición de Enwezor parecen demostrar que él comparte la
insatisfacción de los altermundistas con el estado actual de nuestro mundo y
que confía en que los artistas no solo desvelen la lógica del capital en sus
manifestaciones cotidianas sino que con ese desvelamiento contribuyan al advenimiento del otro o de los otros
mundos implícitos en este mundo. Aclaro que la obra de esta clase de artistas
no consiste en correr un velo para permitir ver lo que hay detrás sino en
ofrecer una imagen de lo que permanece oculto no por oscurecimiento sino por
sobre exposición y saturación. Imagen discreta
y sombria si se quiere que rehuye tanto las luces de la razón como el llamado perentorio al
despertar inmediato de una consciencia de clase.
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