Fue un descubrimiento aunque en realidad lo esperaba.
Porque si estaba allí, en el Instituto de Bellas Artes de Tetuán(07.07.2017), era precisamente para asistir a las presentaciones de los
trabajos de final de carrera de los estudiantes en mi calidad de parte del
jurado encargado de premiar al mejor. Y eso era lo que Khadija El Abyad estaba
haciendo: presentado los resultados de un año entero de trabajo. El titulo del
mismo podría resultar excesivo, Le corps
entre doleur et souffrance, pero la sutileza de distinguir entre el dolor y
el sufrimiento en realidad es la sutileza que guía el conjunto de las obras
incluidas en el proyecto. Empezando por el desplazamiento en el despliegue de
mismo del cuerpo por la piel y de la piel por las medias de mujer. Esa doble
piel que ratifica o subraya la condición femenina y que ella ha utiliza para
construir objetos o componer que son en realidad collages y que como los objetos
evocan la experiencia del cuerpo adolorido o sufriente. O suspendido entre
ambos registros. La sutileza igualmente
de distinguir entre la dermis y la epidermis mediante el recurso de deslizar
cuidadosamente una aguja entre una y otra la aguja con la que Khadija va cosiendo un dibujo en su propia
mano. A la manera de los dibujos rituales con gena. Tal como lo documentan
varias fotografías y el vídeo emitido en una de las tres pantallas de una video proyección.
La otra emitía el registro de una performance en la ella, enfundada en un traje
como en un sudario, se contorsiona intentando encontrar la postura en la que
los cristales rotos que ha cosido al mismo le hagan el menos daño posible. Y claro no puedo menos que pensar que Khadija
El Abyad intenta exorcizar con algo más que un brillante proyecto de fin de
carrera el sino que condena a la condición femenina al sufrimiento.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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