Creo que cabe replantearse la imagen del ángel
de la historia y adoptar en vez de la célebre acuarela de Paul Klee adoptada
por Walter Benjamin la no menos célebre foto de Richard Peter de Dresde destruida en 1945 por los
bombardeos angloamericanos. Y no solo porque en esta última se ven efectivamente
las ruinas que solo crecen metafóricamente hasta el cielo ante el aterrado ángel
benjaminiano sino porque los bombardeos aéreos parecen trazar la ruta del
progreso con más precisión que cualquiera otra de sus múltiples
manifestaciones. El progreso es demoledor y los bombardeos lo confirman sin
contemplaciones.
Lo he pensado viendo El rayo que no cesa, una video instalación incluida en la exposición Manchas en el silencio de Cristina Lucas (Madrid,14.09.2017) que documenta los bombardeos aéreos contra blancos civiles
ocurridos en el mundo desde 1912 hasta la fecha. Incluyendo desde luego el de
abril de 1937 de Guernica, motivo inicial del taller que Cristina realizó este
mismo año que se convirtió en el punto de partida de este proyecto. Sus cuatro
horas largas de imágenes sobrepasan obviamente en eficacia visual a la obra de
referencia sobre el mismo tema, l reveladora Historia
de los bombardeos de Sven Lundqvist que, compuesta a la
manera caleidoscópica de la Rayuela de Julio Cortázar, permite
adentrarse en el laberinto de agentes, medios, motivos, intereses y
consecuencias letales de lo que caracteriza al siglo xx probablemente con más propiedad
que el surgimiento y la decadencia del comunismo: los bombardeos aéreos.
La obra de Lundqvist no aborda sin embargo
un rasgo que parece específico de los bombardeos del siglo xxi: su secretismo.
Cierto: los equipos de propaganda de Franco se empeñaron en negar que el
bombardeo de Guernica por la Luftwaffe había tenido lugar. Pero este
antecedente puntual palidece ante los bombardeos en el
Medio Oriente, donde desde hace años se libra una encarnizada guerra mediática
por ocultar los bombardeos realizados por las propias fuerzas aéreas y por atribuir
los mismos a las de sus adversarios. Algo que movió al arquitecto israelí Eyel Waisman a formar un equipo multidisciplinar que bajo
la enseña de Forensic
Architecture se dedica a investigar, a partir de las
huellas dejadas en la arquitectura y la edilicia por los bombardeos, quienes son
realmente los autores de los mismos.
Por esta razón las exposiciones de Forensic Architecture celebradas antes en el Macba de Barcelona y ahora en el Muac de Ciudad de México – y ambas curadas por Ferrán Baremblit y Cuauhtemoc Medina - enlazan con El rayo que no cesa de Cristina Lucas y actualizan oportunamente la historia escrita por Lundqvist.
Por esta razón las exposiciones de Forensic Architecture celebradas antes en el Macba de Barcelona y ahora en el Muac de Ciudad de México – y ambas curadas por Ferrán Baremblit y Cuauhtemoc Medina - enlazan con El rayo que no cesa de Cristina Lucas y actualizan oportunamente la historia escrita por Lundqvist.
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