Esta lección de genuino cristianismo parece normal en los Estados Unidos de América que, según propia declaración, es el más religioso entre todos los países del Primer Mundo. Pero en realidad contradice el culto a la violencia que domina la cultura popular americana. Y la propia filmografía de Eastwood como actor e inclusive como director. No olvidemos que él también ha firmado Imperdonable, ese western que podrá ser todo lo crepuscular que se quiera sin que por eso pierda su condición de apología de la venganza que concluye en una auténtica masacre.
Esta contradicción, que afecta al cine de Eastwood, marca
igualmente su conducta política. Cabe recordar que su duradera militancia en el
partido republicano no le ha impedido declararse en alguna oportunidad seguidor
tanto de Milton Friedman como de Noam Chomsky, dos pensadores contradictorios
donde los haya. Y ahora se le afea que, en una entrevista que publicará la
revista Esquire en septiembre, haya
quitado importancia a las declaraciones racistas y xenófobas de Donald Trump y sugerido
la posibilidad de apoyar su candidatura, olvidando su ejemplar intervención en
la Convención Nacional Republicana de 2012 que eligió a Mitt Romney candidato a
la presidencia de los Estados Unidos de América. En aquella memorable ocasión
Eastwood subió al escenario y en vez de hacer
el consabido elogio del candidato protagonizó un insólito monólogo dirigido a
la silla vacía donde dio por supuesto que estaba sentado el presidente Obama. Dijo
que le iba a hacer dos o tres preguntas, lamentó la existencia de “23 millones
parados en este país” y denunció que Obama había incumplido sus promesas de
poner fin a la guerra de Afganistán y de cerrar Guantánamo. Todas verdades como
puños, que le llevaron a pedirle al señor Presidente que se quitara del medio y
diera a otros la oportunidad de dirigir el país. Pero hizo más: cuestionó al
candidato republicano afirmando que lo que se necesitaba en la Casa Blanca no
era un abogado- como lo es Romney - “que están siempre ocupados, argumentándolo
todo, sopesando siempre las dos partes”, sino un empresario, un “empresario
estrella”. La multitud rió a placer las bromas y aplaudió entusiasmada la
intempestiva e irónica performance de Eastwood pero un portavoz de la campaña
de Romney se limitó a aclarar que “juzgar a un icono americano como Clint
Eastwood a través de los típicos lentes políticos no funciona”. Y Ben Labolt, portavoz
de la campaña de Obama, remitió todas las preguntas “a Salvador Dali”(¡!).
Por su parte Eastwood declaró: “Mi único
mensaje fue que yo quería que la gente apartara el factor idolatría de cada
contrincante. Que mirara solo el trabajo, el contexto y luego hiciera su propio
juicio. Yo traté de decir eso, pero lo hice de una manera indirecta, que tomó
mas tiempo, y supongo que a la gente le ha gustado. Yo podría decirlo de otra
manera pero trasmitiendo el mismo mensaje, que el pueblo no tiene porqué besar a sus políticos. No
importa en qué partido estén, tú tienes que evaluar su trabajo y juzgarlos a
partir del mismo. Esa es la manera de hacerlo en la vida y en cualquier otro
tema, pero a menudo en América nos ponemos gaga, y prestamos atención a los
valores equivocados”. [Yamato, Jen (September 14, 2012). "Clint Eastwood Says He'd 'Say
Something Else' If He Could Have RNC Re-Do". Movieline. La traducción es mia. C.J ]
Impecable.
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