Visito en el Macuf de A Coruña (04.09.09) la exposicion
Ante de ayer y pasado mañana. O lo que puede ser la pintura hoy y compruebo hasta que punto es duraderadera y consistente el empecinamiento de David Barros con la pintura. Y no lo digo sólo ni principalmente porque la exposicion sea de pintura cuando podria haber sido- como es ahora usual - de obras de las mas diversas técnicas y lenguajes. No, lo digo tambien por el libro que hace de catálogo de la misma y que es un ajuste de cuentas con las incertidumbres sobre la pintura, su estatuto y sus limites - si es que aun los tiene - que Barros intenta despejar mediante una argumentación muy notable, desplegada a lo largo de casi dos centenares de páginas y articulada en torno a asuntos y temas derivados del debate estético que ha tenido lugar a escala internacional en las dos o tres últimas décadas. De hecho la pregunta por la pintura es confrontada con cuestiones como la muerte del arte, la expansion y la implosion del espacio artístico, la promiscuidad generalizada de la imagen en la era neobarroca, la representacion de lo irrepresentable y - cómo no - el estatuto de la ilusion pictórica. Aunque, advierto, no sólo con estas las cuestiones. Seguramente hay quien tanto despliegue le puede resultar excesivo y una prueba inclusive de que la pintura está tan tocada por los nuevos medios que su supervivencia depende de las dosis de caballo que puedan suministrarle de las más arduas teorías. A mi, por el contrario, me parece una demostracion de cuán estimulante y fecunda resulta la obstinada defensa de la pintura a la que desde hace tiempo se dedica Barros. Y en cuanto a la exposicion misma, declaro mi admiración por
Tel, un tríptico de Helmut Dorner, por
Death by Oreos de Daniela Edburg, por
Sin titulo de Jason Martin, por
Neu - Rose de Christine Streuli,
Cuchillo corta agua de nano 4814, por
Sin titulo de José Lourenco y por
Sin peso, un vídeo extraordinario de Cao Guimaraes.
Hay que felicitar a David Barros por comisariar una exposición tan buena.El cuadro de Jason Martin, espectacular y también el de Antón Lamazares
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