La noche en blanco del sábado pasado(19.09.09) desde el punto de vista artistico se fue en blanco. O sea, ni fu ni fa, ni buena ni mala, triste ni alegre, ni estimulante ni depresiva: nada de nada: en blanco. La idea de Aitor Sarabia de dar un dibujo a cambio de un relato no mejoró ni un ápice porque se multiplicara no se cuantas veces el número de artistas en agraz dedicados a ese embarazoso intercambio. Y los doscientos mil globos con versos de Benjamin Pardo no hicieron mas que darle un aire de verbena a unas calles en las que sin embargo faltaba la verbena. Las bandas musicales venidas de los municipios de la Comunidad de Madrid talvez lo hubieran logrado pero no fueron suficientes y, además, había que perseguirlas por las calles para poder escucharlas. La ilumación de la Gran Via - que se suponia iba a ser la protagonista de la noche - no lo fue para nada. Aunque inundada de gente, su aspecto nunca cambio como lo habian previsto los diseñadores de su efímera iluminacion de esa noche porque los chorros de luz emitidos por los focos instalados en unas torres muy altas tuvieron siempre que competir con muchos otros focos de luz, entre ellos los propios del edificio de Telefonica, que parecía una deslumbrante montaña mágica. Y qué decir del video que nos machacaba incesantemente desde la pantalla gigante instalada en Cibeles con instrucciones sobre cómo debíamos bailar. Pues eso: nada, en blanco. El arte no estuvo en la calle: el arte estaba en los centros y en los museos y para verlo habían de hacerse colas descomunales.
Cierto, los habitantes de Madrid somos de entusiasmo fácil y mucho mas dados a la paciencia que a la irritación. Por eso nadie protestó - o por lo menos si lo hizo no se hizo notoria su protesta - por el muy publicitado ´regalo ´ ofrecido en esta oportunidad por la administración municipal y que en realidad apenas tenia algo adentro. Ni siquiera auténtica diversión. La Alcaldía, en cambio, debe estar enormemente satisfecha con la cobertura mediatica verdaderamente excepcional que tuvo un programacion de muchísimo ruido y escasísimas nueces. Eso si que fue publicidad política institucional a precio de saldo.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
Me paso lo mismo, salimos con ilusión pero a medida que avanzabamos por las calles descubriamos que no había nada que descubrir. Si acaso el placer de quitarle las calles a los coches. Llamar a esto un evento cultural o artístico es pretender demasiado. Una noche agradable para darse un paseo por las calles de Madrid. El arte es otra cosa.
ResponderEliminar