Esta mañana (10.09.09) Manolo Borja Villel presentó la programación del Reina Sofia para lo que él mismo llamó ´el año académico ´y lo hizo con el entusiasmo y el autoconvencimiento de siempre y en una rueda de prensa menos concurrida de lo que es habitual. La programación vuelve como era previsible sobre sus querencias: los encuentros de Pamplona, la escena artistica francesa de los 50/60, la neoyorquina de entonces y de ahora y ciertos artistas españoles que desde tiempo atrás le han atraido con fuerza: Val de Omar, Valcarcel Medina, Antonio Miralda. Y a esas querencias añade el muy ambicioso intento de releer el arte de América Latina desde un concepto igualmente reelaborado de la modernidad, que llega hasta el extremo de aceptar ´ el principio Potosí ´que es la punta del iceberg de una teoria que cuestiona las historias de la modernidad todavia al uso que sitúan el origen de la misma en la Ilustracion, en Charles Baudelaire o en el cubismo. Los defensores del principio Potosi dan por supuesto que la modernidad es inseparable del capitalismo y agregan que el capitalismo no nació con la revolucion industrial inglesa del siglo XVIII sino con la conquista de América por lo que tiene mucho sentido buscar sus episodios fundacionales no sólo en las metrópolis europeas de la época sino tambien en las colonias sin las que esas metrópolis son impensables tanto desde el punto de vista lógico como del histórico. La ciudad de Potosí - construida sobre una legendaria montaña de plata y que como subrayó Borja Villel tenía en el siglo xvii una poblacion mayor que la de Londres o Paris - es un escenario privilegiado para este tipo de investigaciones. Y no solo por su importancia económica y política sino tambien por la cultural. Potosí - así como Cuzco y Quito - dieron lugar a unas extraordinarias manifestaciones artísticas en la pintura, la escultura, la ornamentacion y la platería que Borja Villel pretende que relean y revalúen no sólo los historiadores del arte y la cultura sino ante todo los artistas. Y especificamente los artistas contemporáneos invitados expresamente por el Reina Sofia para hacerlo. La propuesta, sobre el papel, resulta muy sugerente y grávida de fecundas consecuencias, sobre todo si se la contrasta con el encorsetado ritualismo con el que suelen celebrarse oficialmente los aniversarios. En el 2010 se abre el ciclo de los bicentenarios de las independencias de las distintas republicas latinoamericanas del Imperio Español - que no era tan español , si hemos de dar credito a las tesis defendidas hace poco por Jose Maria Ridao en un articulo publicado en
El país de Madrid. Ojalá la propuesta de Borja Villel contribuya a que ese rosario de aniversarios de lugar al debate histórico, politico y cultural sobre el efectivo papel de las colonias americanas en la historia de España que asuma seriamente las perspectivas teóricas abiertas desde hace mas de dos décadas por los estudios poscoloniales en el mundo anglosajon. Y que no se quede todo en retorica y festejos mayormente burocraticos.
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