Todo parece indicar que no. Que el público y los coleccionistas van a seguir a pie juntillas a los criticos de arte de los principales diarios ingleses - empezando por Rachel Campbell-Johnson de
The Times y terminando en Adrian Searle de
The Guardian - que lo menos que han dicho de los 25 cuadros - que bajo el patético titulo de
No Love Lost. Blue paintings expone ahora en la sede de la Wallace Collection de Londres - es que son ´ endebles y monocordes ´. Y no andan desencaminados: los dichosos cuadros son tan mediocres y se ven tan pobres en las salas renovadas del palacio barroco donde actualmente se exponen (16.10.10) que va a ser difícil encontrar a algún crítico capaz de defender su mas que hipotética calidad artística. Da la impresion de que Damian Hirst ha tocado definitivamente techo y que él - el autor de las mas exitosas operaciones de marketing que haya conocido la escena artistica internacional - ha fracasado intentando la última de ellas. Como el rey del célebre cuento, ha quedado al desnudo su incapacidad de hacer algo bien con sus propias manos. Y no con manos ajenas. ¿ Pero podemos estar seguros de que nadie comprará sus cuadros? Yo, la verdad, no lo estoy tanto. Hirst es tan rico y tan famoso y ha dado tantos golpes de impresionante efecto mediático, que sus cuadros pueden terminar siendo disputado por los mismos coleccionistas que se disputan las reliquias o los despojos de Elvis Presley, de Marilyn Monroe o de Michael Jackson. !Las razones del coleccionismo son insondables¡
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