Pierre Gonnord inagura su exposicion
Terre de personne (17.12.09) en la sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid y casi simultáneamente llega a las librerias de la misma la traducción al castellano de
L´image survivante. Histoire de l´art et temps des fantomes selon Aby Warburg, una obra ciertamente capital de George Didi Huberman. Y el azar o la casualidad se muestran una vez mas reveladores, porque si hay alguna una imágen capaz de condensar y transmitir sin traicionarla la compleja lectura que Didi Huberman ha hecho del pensamiento del autor del
Atlas Mnemosyne, esa imagen ha de ser necesariamente geológica. Para Warburg la historia del arte no se despliega en un tiempo vacío - tiempo cartesiano, tiempo de la modernidad - sino en uno que es tan denso como las formaciones geológicas y sometido como ellas a fricciones, fracturas y desplazamientos subterraneos decisivos y con frecuencia invisibles que solo puden ser captados por esos singulares sismógrafos que son las obras de arte. Los retratos que ahora está exponiendo Pierre Gonnord parecen pertenecer a esa clase de sismógrafos porque los rostros que él ha fotografiado de aldeanas, campesinos, mineros y pescadores artesanales de León, de Galicia y de la provincia de Porto parecen mas formaciones geológicas que espejos de algo tan etéreo e inasible como es el alma. Son rostros quemados por el sol, fracturados por los cambios bruscos de temperaturas, erosionados por la lluvia, desgastados por el viento y la arenisca y oscurecidos por el hollín que remiten ya no a la historia del arte sino a la historia
non evénementiel de unas clases y unos estratos sociales cuyas vidas están igualmente sometidas a fracturas y a deslizamientos de capas tectónicas profundas que hoy, en pleno boom historiográfico, pasan sin embargo igual de desaparcibidas que antes. O incluso, aún más desapercibidas que antes.
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