lunes, 24 de junio de 2013

A vueltas con el conceptualismo.

           

La exposición Mas o menos 1961. La expansión de las artes prolonga y de alguna manera cierra el ciclo de exposiciones que el Museo Reina Sofía, bajo la dirección de Manuel Borja- Villel ha dedicado al conceptualismo. Ese  que se ha convertido en la actualidad en un ¨cajón de sastre ¨, tal y como lo  califico en el ensayo sobre el mismo que he escrito para el catalogo de la exposición CADA día es + que el CAAM de Las Palmas dedica a Juan Castillo y a Lotty Rosenfeld -  dos figuras históricas del mismo - y que está próxima a inaugurarse. A ese ciclo o a esa secuencia pertenecen muestras colectivas como la dedicada a los legendarios Encuentros de Pamplona de 1972, Artaud en el Black Mountain College, el Letrismo o Perder la forma humana. Una imagen sísmica del arte de América Latina de los 80, sin olvidar muestras individuales igualmente importantes como las dedicadas a Muntadas, Miralda,  Nacho Criado o la de Cildo Meireles.. Borja – Villel ha trazado con todas estas muestras una línea muy clara de por dónde van sus preferencias en materia estética y política, con independencia de que haya programado también muestras que como la de Dalí - abierta actualmente en el Reina Sofía - responden a los ineludibles fines institucionales de un museo al cual el Estado español ha encargado la valoración, la el análisis, la interpretación y la conservación del arte español del siglo XX.
Y digo que +- 1961, cierra de alguna manera este ciclo porque si Perder la forma humana se adentraba en los años 80 y en la clase de recepción que tuvo en el Cono sur del continente latinoamericano el conceptualismo digamos original, esta exposición vuelve sobre un momento fundacional del mismo en la escena neoyorquina. Al año en el que el que todo o casi todo lo que vendría después bajo la difusa rúbrica del conceptualismo  pareció aflorar por la primera vez. Y no le falta razón a la historiadora del arte Julia Robinson – una de las dos curadoras - en la elección de ese año como tourning point: al fin y al cabo es el año en el que La Monte Young  edita  An Anthology, que diseña George Maciunas y en la que incluye a 27 artistas, entre ellos muchos de los que pronto serían figuras definitivas de la vibrante escena de vanguardia neoyorquina, y lo titula con una relación de las preocupaciones, los temas y las tendencias más innovadoras entonces: Una antología de operaciones al azar, arte conceptual, antiarte, indeterminación, planes de acción, diagramas, música, construcciones de danza, improvisación, obras sin sentido, catástrofes naturales, composiciones, matemáticas, ensayos, poesía.  Y es el año en el que Henry Flint escribe su premonitorio ensayo sobre el arte conceptual, encabezado por estas impecables definiciones programáticas: ¨ El arte conceptual ¨es ante todo un arte en el cual el ¨ concepto¨ es su material del mismo modo que el sonido lo es para la música. Pero como los ¨ conceptos ¨ están estrechamente ligados con el lenguaje, el arte conceptual es la clase de arte para la cual su material es el lenguaje¨.

Sólo que ya es responsabilidad nuestra, es decir de los contemporáneos del estado actual del conceptualismo y de sus usos, la de descifrar cómo fue posible que  aquellas aguas hayan traído estos lodos. O para decirlo en términos menos patéticos: nos corresponde descifrar porqué lo que fue incisivo  y rupturista se ha convertido hoy en una auténtica academia. La academia de lo indeterminado y lo difuso, ¿la academia de una posmodernidad, aunque subrepticia todavía operante?          
               
 

sábado, 22 de junio de 2013

Salas Portugal: fotógrafo del pensamiento.

                                               

                                                             
El tema o el argumento de la edición de este año de PhotoEspaña es el cuerpo, suspendido entre el erotismo y la política, según declaración explícita de su curador en jefe: Gerardo Mosquera. Y hay en la misma exposiciones que desde luego encajan muy bien en dicho argumento. En primer lugar Mujer. La vanguardia feminista de los años 70 - exposición de una calidad intrínseca  y de una significación histórica verdaderamente  excepcionales -  hecha a partir de los fondos de  la Sammlung  Vergund de Viena. Documenta de manera ejemplar la coyuntura histórica en la que las mujeres activistas de Occidente invierten el papel de la exhibición del cuerpo femenino que en vez de confirmar el sometimiento del mismo al deseo y la mirada patriarcal pasa a convertirse en un medio poderoso de desafiar ese sometimiento. El mismo que todavía respira en otra muestra notable de esta edición: la del polaco Zbigeuw Dlubak en la sede de la Academia de Artes de San Fernando, en la que la voluntad constructiva compartida con una impetuosa vertiente  de las vanguardias de la segunda década del siglo XX utiliza el desnudo femenino con la misma voluntad de dominio con la que utiliza objetos inertes y las líneas y los planos geométricos.
La anomalía radical la pone en este contexto la exposición de Fotografías del pensamiento del fotógrafo Armando Salas Portugal, abierta en la galería Freijo Fine Art.   El cuerpo no está allí ni se le espera, por lo menos no lo está en la forma habitual de presentarse ante nuestros ojos. Ya sea de ¨cuerpo presente ¨, valga la redundancia, o mediante sus muy convincentes representaciones foto,cinema o videográficas. Esa clase de cuerpos, presentes o vicarios, no son de los que se ocupa un Salas Portugal mucho más interesado en este episodio de su dilatada carrera artística en la fisiología que en la anatomía. Y más específicamente en el desafío que supone la captura visual del pensamiento en pleno funcionamiento. Esta orientación de sus investigaciones no es, evidentemente, exclusivamente suya. La pareja formada por Seymon y Valentina Kirlian diseñaron en 1939, en la ciudad Alma Atá del Kazajistán entonces soviético, la cámara que lleva su nombre y que pretendía captar la aureola o el aura energética que se supone nimba al cuerpo humano. Tampoco el de ellos  fue un empeño aislado: desde Malevich y Jlénicov la vanguardia artística soviética estuvo empeñada en reducir a términos materiales antiguos motivos gnósticos o místicos. Y en diseñar los medios adecuados para permitir esa reducción. Propósito compartido entre otros por Tatlin, a quien un Rodchenko ya completamente dado al productivismo, acusó –según Borys Groys -  de ser el ¨típico vidente ruso¨, entregado a ¨la mística de lo material¨. Inmersos en ese contexto los Kirlian inventaron la cámara que lleva su nombre, cuyos resultados, tan celebrados por los creyentes como impugnados por los escépticos, ofrecieron embargo la posibilidad de probar en términos materiales la existencia de una entidad tan cargada de teología y ontoteología como es la del aura.
Salas Portugal no utilizó sin embargo la cámara Kirilian sino que diseño sus propios instrumentos y dispositivos técnicos con el fin de captar algo tan poderoso como evanescente que es el pensamiento y si lo logró o no es asunto que concierne a los cada día más calificados especialistas en representar gráfica, visualmente la actividad neurológica de los seres vivos. A mí me basta con decir que si non e vero e ben trovado, que las imágenes resultantes de las investigaciones de Salas Portugal son de una belleza arrebatadora.