jueves, 17 de noviembre de 2011

El Dios de los dioses.


¨ Son dioses antiguos ¨: así califica Agustín García Calvo a Jehová, a Jesús y a Alá que para él son dioses que, aunque perviven en los cultos y las creencias compartidas actualmente por muchos millones de personas en todo el mundo, han cedido sin embargo su absoluta preeminencia al dios del dinero. Yo me atrevo sin embargo a enmendar la plana al notable pensador ácrata y a sustituir en su raciocinio al ¨ dinero ¨ por ¨ los mercados¨, atendiendo sobre todo al hecho de que los media llevan ya muchísimos meses atribuyéndole a los mercados y no simplemente al dinero las mismas virtudes de ubicuidad y omnipotencia que solían atribuirse a los dioses supremos del monoteísmo. Pero igualmente ese ¨ misterio insondable ¨ que antes nimbaba al Ser supremo y que ahora blinda también la voluntad y los designios del mercado hasta tal punto que obliga al común de los mortales a confiar la interpretación de los mismos a unos augures privilegiados. Entre ellos se cuentan los que están actualmente a la cabeza de la Comisión Europa, el BCE y el FMI y que son la parte más prominente de una élite de la que también forman parte el italiano Mario Monti y el griego Lukas Papadimos, quienes, como bien se sabe, han sido elegidos por ese inaccesible sanedrín posmoderno para dirigir a sus respectivos países con acuerdo al díctum inapelable de los mercados. Inapelable e implacable, porque esta divinidad novísima no vacila en exigir sacrificios humanos en aras de su propia supervivencia.
Pero lo que más me ha sorprendido del reciente episodio de entronización de estos elegidos es que ninguno de los dos se haya negado a rendir pleitesía a las divinidades que García Calvo declara caducas. El País destacó en primera plana (12.11.11) y a todo color la foto en la que vemos Papadimos jurando solemnemente su cargo ante cuatro jerarcas de la Iglesia Ortodoxa griega, con sus suntuosas túnicas doradas con brocados, sus espesas barbas rituales y sus característicos bonetes negros. Uno de ellos empuña un báculo de plata coronado por una cruz y otro lee las Sagradas Escrituras. Cierto, esta escena bizantina donde las haya puede atribuirse simplemente a la rutinaria obediencia de Papadimos a los usos de un Estado como el griego que no ha consumado plenamente la separación de la iglesia y el estado. O considerarse más seriamente como
un nuevo argumento a favor de que la tesis de Carl Schmitt sobre el pensamiento político moderno como teología secularizada sobrevive a críticas tan lúcidas como la formulada recientemente a la misma por Eduardo Maura Zorita en su presentación de la Crítica de la violencia de Walter Benjamín. Pero se puede suponer tambien que con su gesto de sometimiento ritual a los vicarios de Dios en la Tierra Papadimos quizo no tanto rendir pleitesia a un dios obsoleto como dejar claro que los mercados encuentra su imagen mas apropiada en el añejo espejo de la omnipotencia divina. Algo que quedó aún mas claro en la decisión tomada por Mario Monti de asistir a misa con su esposa, justo en el momento en Italia entera estaba pendiente de cada uno de sus gestos porque horas antes el presidente de la república italiana le habia encomendado la formacion del gobierno ¨técnico¨ que debia reemplazar al del dimitido Berlusconi. La decision de Monti de ir a misa en un momento políticamente crucial fue evidentemente mas libre que la de Papadiemos - condicionada por las reglas y rutinas politicas ya mencionadas - y mas cargada aun de significados complejos Él eligió para su misa un sitio tan emblemático como Sant Ivo alla Sapienza, la ¨capilla¨ de la Universidad de la Sabiduría de Roma, cuya sola existencia refrenda la inveterada tesis vaticana de que el conocimiento debe supeditarse a la sabiduría … eclesiástica por supuesto. Pero el gesto de Monti adquiere en realidad todo su sentido cuando tomamos en cuenta que el autor de ese templo excepcional fue Francesco Borromini y que su aporte a la arquitectura barroca consistió en ofrecer una imagen eficaz del Dios padre omnipotente, concebido por el catolicismo contrareformista como un ¨ centro de poder ilimitado que se expande sin límite espacial alguno¨, en una epoca que, guiada por los razonamientos de Descartes, pasó a considerar por primera vez que la propiedad fundamental del mundo es ¨su extensión geometricamente ordenada¨. Pienso que esta imagen barroca de la divinidad paternidad puede servir igualmente de imagen a la actual divinizacion del mercado y que por lo tanto no es descabellado pensar que Monti fue a misa a Sant Ivo no solo reconocer la imagen de su novisimo dios en el espejo del Dios padre del cristianismo sino igualmente a aprender de la manera cómo Borromini domó la formidable fuerza expansiva del espacio barroco sin ocultar la evidencia de la misma. ¿Será que las lecciones de Borromini le ayudaran de domar o por lo menos conjurar el poder todavía más expansivo e incontrolable del mercado? Ese poder que, incluso a él, que es su agente e intérprete privilegiado, sobrepasa y abruma.

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