miércoles, 3 de octubre de 2012

El profeta y el lírico.




Se llama Circo de noche y es el libro de poemas más conmovedor que leído en mucho tiempo. Su autor es José Emilio Pacheco, un escritor que no suele ahorrarnos la crueldad y la dureza de este mundo y que en este libro desde luego no la ahorra. Su circo es un circo despiadado que, como un espejo deformante, nos devuelve la imagen más cierta de nuestra patética condición  y nuestras chillonas ilusiones de cartón piedra. Como parece igualmente de cartón piedra el circo que Vicente Rojo se ha esforzado en representar  por medio de las esculturas que ahora se distribuyen  por las salas desnudas de la galería Freijó Fine Art de Madrid. Esculturas o maquetas o modelos a escala de los muchos mundos que se despliegan bajo la misma carpa de un circo y en las que el lugar del domador, las fieras, el trapecista, los payasos, los siameses, el contorsionista, el autómata o el ilusionista retratados implacablemente por Pacheco son ocupados por versiones muy alteradas de los figurines robóticos de Schlemmer. Inmóviles como estatuas en las arenas silenciosas de un circo vacío. Onírico, si se quiere. En las pinturas de Rojo que cuelgan de las paredes el colorido bronco de las esculturas ha sido sustituido por los refinados colores de unas composiciones abstractas cuyas curvas, diagonales, superposiciones y transparencias evocan sutilmente todo lo que de cinético, ingrávido e ilusorio tiene el circo. A José Emilio Pacheco lo domina  en su libro esa cólera de los profetas bíblicos a la que Vicente Rojo opone en silencio la íntima convicción de que la lírica obra el prodigio de doblegar a las fieras

        
      

1 comentario:

  1. Esperanza Gutierrez4 de octubre de 2012, 1:40

    Preciosa exposición, muy recomendable ya que pienso que va a ser imposible contemplarla en otro sitio. Magnifica oportunidad que nos proporciona Feijoo Fine Art de Madid.

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