Ha cerrado esta semana sus puertas en la galería Ivory
Press de Madrid una exposición verdaderamente espectacular de Zaha Hadid, en
la que la arquitectura se confundía con la escultura de una manera aún más
inapelable que en los edificios construidos a lo largo de su carrera
profesional por quien sobresale evidentemente entre todos los arquitectos que
en el mundo se han sumado en las dos últimas décadas a la llamada ¨ arquitectura
deconstructiva¨. Y si el punto de partida común de esta tendencia demoledora ha
sido el abierto desafío a la ley de la gravedad, la obra de Zaha Hadid se
distingue por su esfuerzo por resolver ese desafío en términos de fluidez y mutabilidad . Cierto, en sus primeros
dibujos y esbozos de proyectos, sus pretensiones estéticas estuvieron centradas
en el ¨desquiciamiento ¨ de la geometría todavía cartesiana de los cuadros
y las construcciones de Malevich, pero esta opción inicial terminó cediendo el
lugar a la experimentación formal desaforada con curvas y volúmenes
redondeados, ensamblados siempre con el criterio de transmitir una avasallante
idea de fluidez. E inclusive de metamorfosis ininterrumpida de una forma en
otra, como de la oruga en crisálida y de la crisálida en mariposa. Incluso
podría hablarse aquí, para precisar aún mas, de un cierto biomorfismo inspirado
no en los motivos vegetales como lo fue el Art Nouveau sino en las amebas o las
células, como lo fueron de manera pionera las esculturas y composiciones de
Hans Arp. En la exposición en Ivory
press esta opción por el biomorfismo metamórfico era argumentada tanto por los
muebles, los modelos y las maquetas como por las esculturas que reptaban por
los muros o se descolgaban del techo, como estalactitas. Y por los dibujos en
el suelo que imitaban o releían las redes neuronales dibujadas por la primera
vez por Ramón y Cajal.
Pero hay otro aspecto crucial de esta exposición que
no se puede soslayar y es su carácter espectacular.
Si como han demostrado con solvencia las investigaciones de Beatriz Corominas,
la arquitectura no puede separarse hoy de su exposición mediática, me quedan
pocas dudas que esta muestra del trabajo de Zaha Hadid fue concebida desde el
comienzo como una exhibición deslumbrante de su talante artístico antes que
como un medio de informar con precisión sobre los características y los
contenidos de su arquitectura. O como un condensado de la insólita experiencia
estética que ella pretende generar con sus edificios. Y que decanta a favor de
lo virtual la tensión que - a juicio de
la presentación del Museo Virtual Guggenheim - se ha dado históricamente ¨ entre lo real y lo virtual ¨ entre, ¨ la
estabilidad y la efectividad de la arquitectura¨ y ¨ la naturaleza poética e inefable del
significado y la experiencia¨, que la
misma trasmite y ofrece.
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