La actual edición de la bienal internacional de arte de Venecia está marcada sin lugar a dudas por dos hechos muy contundentes. El primero, el número record de pabellones, que suman 88 venidos literalmente de las cuatro esquinas del planeta y entre los que se incluye por primera vez un pabellón del Vaticano. Y el segundo, la exposición Il Palazzo Enciclopedico que, curada por Massimiliano Goni - el director artístico de esta edición - es una auténtica declaración política que nos trasmite con extraordinaria claridad qué es lo que él considera que es el arte actual. Una declaración que a mi juicio conecta directamente con lo que he calificado de ¨ arte en la era de su Big bang ¨ en mi libro más reciente y que no es otro que el arte que ha hecho saltar por los aires las fronteras que antes separaban géneros, técnicas y lenguajes artísticos y roto las barreras que excluían de la escena artística internacional a los países que el centro euroamericano del poder mundial consideraba periféricos o irrelevantes. Los 88 pabellones de esta bienal son la prueba palmaria de hasta qué punto el arte contemporáneo está hoy tan globalizado como la economía capitalista contemporánea y la muestra curada por Gioni hasta qué punto él ha optado por responder a esa globalización promoviendo a un cierto multiculturalismo, que abre puertas a los artistas y a las obras que mantienen vínculos con las culturas subalternas, las culturas de la periferia del mundo. Y que a menudo actualizan o reinterpretan esos vínculos.
Cierto la opción de Gioni no es estrictamente
original porque tiene tras de si un antecedente tan notable como la mega
exposición Les Magiciens de la Terre, realizada en Paris en 1989, que
incorporo por primera vez a la escena artística internacional tanto a artistas
de África, Asia y de América Latina hasta entonces relegados o ignorados. Jean
Hubert Martin, su curador, la planteó como una alternativa a una exposición
previa, ¨Primitivism¨ in 20 th Century:
Affinity of the Tribal and the Modern Art - curada por William Rubin y
celebrada en el MoMA de Nueva York en 1984 – y a la que diversos críticos de la
época consideraron como un esfuerzo por desarraigar y ¨ estetizar ¨ la producción
simbólica tribal. O de leer y valorizar esa producción desde una óptica
determinada por el paradigma del arte moderno.
Y puede que Les Magiciens… hayan sido efectivamente
una alternativa ¨ Primitivism …¨ por lo que tuvo de ruptura con el
paradigma moderno pero, a cambio, realizó la operación aún más
arriesgada y pionera de investir de
carácter artístico las obras de quienes para la mirada occidental no eran más
que artesanos porque carecían de la auto conciencia del arte y de los propios
artistas que desde Kant es sello distintivo del arte que en Occidente merece
ser considerado como tal. Y de ratificar esa investidura mezclando indistintamente
sus obras con la de los artistas contemporáneos. Esa operación - que contribuyó de manera
indirecta a abrir las puertas de la escena artística internacional al arte africano, al asiático y al
latinoamericano - está en la base igualmente tanto de la Documenta 12, curada
por Roger Breugel, como de la Documenta
13, curada por Carolyn Christov Bakargiev. Que a su vez me resultan
antecedentes directos de Il Palazzo Enciclopedico
de Massimiliano Gioni, en la que obras de artesanos, primitivos, autodidactas,
marginales y naifs comparten espacios
expositivos con artistas modernos y contemporáneos con una conciencia artística
y profesional plenamente consolidada. La presencia en Il Palazzo… de una serie
de dibujos del extraordinario artista visionario Frédéric Bruly Bouabré, que
fue incorporado a la escena artística internacional en Les Magiciens…, me resulta un claro indicio del vínculo entre ambas
muestras. Y de la existencia de la tendencia que las une.
En su día y en un esfuerzo por descifrar su lógica
barroca califiqué de wunderkammer a
la Documenta de Breugel, un calificativo que la revista de arte alemana
Metropol ha usado ahora para calificar Il
Palazzo… de Goni. Y que da pie para establecer una conexión significativa
entre esta última muestra y la reconstrucción que Germano Celant, con la
colaboración de Thomas Demand y de Rem Koolhas, ha hecho en la Fundación Prada
de Venecia de la legendaria exposición When
Attitudes Become Form, curada en 1969 en la Kunsthalle de Berna por Harald
Szeemann. Esta exposición representaría - apropiandome de un esquema histórico
acuñado por Carlo Giulio Argan - el
momento ¨ manierista ¨ del arte contemporáneo, el momento del estallido del
paradigma moderno y de desintegración de la univocidad del sujeto trascendental que era su fundamento, mientras que Il Palazzo… representaría
el momento ¨ barroco ¨, en el que ese estallido y esa desintegración, son
apropiados y reinterpretados por una estrategia hegemónica de naturaleza imperial. La estrategia del Imperio que Negri y Hardt se esfuerzan por descifrar.
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