martes, 11 de mayo de 2010

El principio Potosí



Debo confesar que el titulo de la exposición colectiva que hoy mismo (11.05.10) se inauguró en el Museo Reina Sofía de Madrid me atrae extraordinariamente. Enunciar ¨ El principio Potosí ¨ y esgrimirlo como lema o leit motif de una relectura de la historia de la modernidad, que en vez de situar sus origenes en la Revolución Industrial y la Ilustración y los sitúe en la erección del imperio colonial español en America y específicamente en la ciudad de Potosi, me parece revelador, estimulante. Y una forma de llamar la atención sobre el hecho de que lo que hoy mismo se autodenomina Occidente no hubiera llegado a ser lo que es sin la aportación imprescindible de los imperios coloniales que construyó a escala planetaria. Occidente no fue, no es sin el Sur, el Medio Oriente y el Oriente. Y menos ahora, cuando el rótulo de globalización es apenas el índice del extraordinario grado de integración e interdependencia alcanzado por lo que Immanuel Wallerstein definió como Economía - mundo.
Pero mi aprobación a toda apertura de pensamiento que permita realmente en términos globales la historia del mundo de los últimos cinco siglos es una cosa y otra distinta el juicio que me merece la exposición que bajo ese título ha inaugurado el Reina Sofía. Esta es una muestra que se queda excesivamente corta con respecto al tamaño de sus notables ambiciones historiográficas y que falla,ademas, en el cumplimiento de la tarea de revisitar al Potosi colonial que le fue impuesta por Alice Creisher, Andreas Siekmann y Jorge Hinderer, sus curadores. Una revisión historiografica de la historia de la modernidad de la magnitud y los alcances ya señalados rebasa por definición las posibilidades de una sola exposición, que solo es pensable como culminacion o corolario de una estrategia de investigación histórica multifacética y de gran aliento. Sin contar con los resultados de dicha estrategia no puede ofrecerse en una exposicion mas de lo que se ofrece en esta: atisbos, indicios, pistas y sugerencias agrupadas aleatoriamente en torno de una modernidad revisitada a golpes de pura intuición.
El otro fallo notable de esta muestra consiste, como ya anticipé, en su incapacidad de sacar suficiente partido del regreso propuesto al Potosi colonial en beneficio de una mejor comprension de lo que está pasando actualmente en el mundo. Señalo sólo dos posibilidades desaprovechadas. La primera remite precisamente a esa legendaria montaña de plata - al pie de la cual se levantó ¨ una ciudad que entonces era mas grande que Londres y Paris ¨ - y cuyo mas importante papel en la época fue el de suministrar, bajo la forma de monedas de plata, el ingente volumen de divisas y medios de pago que permitió la extraordinaria expansión del comercio y el crédito sin los cuales habrían sido impensables a su vez las primeras revoluciones industriales europeas. Qué revelador habría sido comparar el papel de la plata americana en las finanzas europeas de la época con el que hoy cumple la deuda externa del Tercer mundo en el funcionamiento y la perpetuación de la actual estructura de las finanzas mundiales. Esa sin la cual el capitalismo parece incapaz de funcionar.
Esta exposicion tambien falló en una relectura del barroco colonial que lo pusiera en conexión significativa tanto con el desmesurado papel que actualmente desempeñan los medios de propaganda audiovisuales en lo que Hans Magnus Ezemberg calificó con tanta certeza de ¨ industria de la consciencia ¨, como con el debate contemporaneo sobre hegemonia y subalternidad. De este último aspecto - siendo crucial - solo se ocupan Mujeres creando, un colectivo de artistas bolivianas, aunque lo hagan, eso si, de manera ejemplar.


4 comentarios:

  1. Me siento triste. En España parece que no hay artistas con la suficiente importancia, ya que el Premio Principe de Asturias se lo han dado a Richar Serra (no voy a cuestionar su importancia en la historia del arte) y antes el Velazquez a Doris Salcedo quien solo ha participado en alguna exposición colectiva como la colección Daros del Banco de Santander, pero aquí no hemos visto nada más. De acuerdo que Serra tiene una sala permanente en el Guggenheim de Bilbao y que hubo un escándalo con la desaparición de una pieza suya en Madrid. Pero no se. Quizá con los impuestos de los españoles ¿No se debería reconocer también el trabajo de algún español?
    Puede parecer un comentario provinciano o poco global,pero debemos ser de los pocos paises que siempre premiamos lo de fuera en detrimento de lo nuestro. Así es imposible una proyección internacional del Arte español donde parece que solo exixtierón Picasso, Miró y (si alguién se acuerda) Chillida.

    ResponderEliminar
  2. Yo también estuve. Me sentí tremendamente idiota porque tanto los textos crípticos como el atropello de visiones, objetos y otros ardides eran ininteligibles.
    Una exposición para pseudo-intelectuales...

    ResponderEliminar
  3. Pues yo también estuve, me interesó mucho este proyecto expositivo. Creo que corresponde más al mundo de hoy que el modelo expositivo que tenía el Reina. Ya era hora de que alguien asumiera el riesgo de este tipo de inciativas. Comparto con Carlos las limitaciones y las carencias pero creo que la dirección es la adecuada. Hay que sacudirse las telarañas...los años no pasan en vano.

    ResponderEliminar
  4. De un lado, me parece que tu afirmación lleva implícito negar el potencial de investigación dentro de una exposición, lo cual, siguiendo tu razonamiento, tiene consecuencias bastante reaccionarias de partida.

    De otro, Principio Potosí es mucho más que una exposición, como demuestran los sucesivos debates que desde febrero el Reina ha ido presentando. No todo está en la inauguración.

    ResponderEliminar