sábado, 17 de julio de 2010

Bilbao/Baalbek

Algún dia habrá que considerar a Bilbao como el equivalente de lo que es hoy Baalbek para los arqueólogos del Imperio Romano: la ciudad excentrica o periférica que, sin embargo, construyó arquitecturas iguales o superiores en magneficencia a las que el imperio construyó en su propia capital. Porque eso es, en realidad, lo que ha hecho Bilbao con respecto a la arquitectura museística del Imperio Americano, que ni en Nueva York ni en Los Ángeles ni mucho menos en Washington, ha construido un museo que sea como el Guggenheim de Bilbao una demostración tan extraordinaria de aquello en lo que consiste su hegemonía. Sabemos desde Gramsci que la hegemonía es politica pero tambien y sobre todo cultural y la que es característicamente americana no se reduce a Hollywood, el rock y los seriales televisivos exportados al mundo entero, con todo y lo importante que son ellos para la determinación y la existencia de la misma. La hegemonía además es artística y la del Imperio Americano ha encontrado uno de sus medios de elaboración, expresion y difusión mas elaborados y eficaces en el museo de arte moderno y específicamente en el museo Guggenheim que - bajo el liderazgo de Thomas Krens - se convirtió en el primer museo concebido y gestionado como una empresa multinacional. Y entre todas las sedes del Guggenheim la de Bilbao (GB) es, ciertamente, la mas impresionate y espectacular. La que mejor ajusta su desaforada arquitectura a la naturaleza desaforado del Imperio Americano, siempre innovando, siempre revolucionando formas y transgrediendo límites y fronteras y siempre mostrandose como el ejemplo mas cabal existente hasta la fecha de ese ¨espíritu revolucionario de la burguesía ¨ que decía Marx y que - según ese mismo Marx del Manifiesto Comunista - subvierte todas las tradiciones y creencias y destruye todas las instituciones, fueros y libertades que encuentra a su paso para dejar sólo una de estas últimas en pie: la libertad de comercio.
Yo le visité de nuevo el mes pasado (19.06.10) y me sorprendí por enésima vez con su arquitectura y con la forma como Frank Gehry, su arquitecto, parece haberla concebido de antemano no solo para dar asiento definitivo a ese portento escultórico que es La materia del
tiempo
de Richard Serra sino para dar cabida a las obras de los artistas mas característicos del Imperio Americano. Entre ellos, desde luego, Robert Rauschenberg que expone ahora sus Gluts, un titulo que resuena ironicamente en cualquiera de las dos acepciones de esta palabra inglesa: músculo que sujeta las nalgas o proteina que transporta las glucosas indispensables para el metabolismo de las células. Los gluts de Rauschenberg son unos collages hechos con chatarra que resultan colosales si se los compara con el tamaño de los que en su día hizo el jóven Picasso. ¿ La chatarra es la proteina de América? ¿ Su músculo mas poderoso? ¿ O es el subproducto inevitable de una sociedad que es tan innovadora como destructiva? La arquitectura de Gehry responde al intento de exponer el conflicto entre la innovacion y la destruccion y de resolverlo en términos de una imágen explosiva. La imágen del GB es evidentemente la del estallido de un edificio detenido para siempre en el tiempo o la de la innovacion técnica puesta al servicio de la construccion de un impresionante emblema de la destruccion. De allí que se acople tan bien la mega exposicion de Anish Kapoor que el invierno pasado se vio la National Gallery de Londres. Y que incluye Shooting into the Corner, una pieza del 200o que es literalmente eso: un cañon de grueso calibre disparando pesadas balas de pintura roja contra el rincón de una gran sala. Kapoor es un artista que ha cultivado largamente en su obra el trompe l´oeil y las sutilezas de la percepción. Pero en esta pieza ha dejado de lado todo refinamiento formal para mostrar crudamente hasta qué punto el arte contemporaneo está ligado a la destrucción igualándolo con una cañón que dispara sin cesar.
El GB imparte sin embargo otras lección, que no voy a dejar pasar por alto. Me refiero al hecho de que si se emplazó y fue finalmente construido en esa ciudad fue por voluntad expresa del PNV - el Partido Nacionalista Vasco - el más antiguo de España y el que sigue siendo fiel a las señas de identidad nacional fijadas por Sabino Arana. Y es por relación con esa historia que resulta a la vez sorprendente y revelador de que haya sido ese partido y no otro quien se empeñara tan a fondo en erigir en su propia patria el museo más emblemático del Imperio Americano. Esta paradoja no parece, sin embargo, exclusiva de estos nacionalistas.

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