domingo, 7 de febrero de 2010

La Daros Latinamerica Collection en Madrid.

No es exactamente la colección sino una seleccion reducida de la misma, curada por Katrin Steffen y titulada Al calor del pensamiento, al igual que la obra del artista chileno Gonzalo Díaz incluida en la misma. Pero aun con todo y su numero tan reducido (medio centenar de obras elegidas entre las mas de 1.300 que hoy forman esta colección), esta muestra ofrece una imágen suficiente del poderio actual del arte latinoamericano. Y de su notoria diversidad, corroborada por el hecho de que junto a obras y nombres ya consagrados por la museo, la crítica y el mercado como Julio Le Parc, León Ferrari o Marta Minujín, aparezcan en esta muestra
los de Belkis Ayllón o Humberto Vélez incluidos en círculos mucho mas restringidos de difusión y reconocimiento critico e institucional. Entre estos extremos del espectro de visibilidad se sitúan en la exposicion obras y nombres que han protagonizado en las dos últimas décadas el irresistible ascenso del arte latinoamericano a lugares de preeminencia en la escena artística internacional. Me refiero a Cildo Meireles, Vick Muniz, Doris Salcedo, Oswaldo Macia, Jorge Macchi, Leandro Elrich, Óscar Muñoz o Carlos Amorales, todos ellos asiduos de las bienales y de los circuitos de exposiciones internacionales que unen a Londres con Gwanju y a Sao Paulo con Berlin, por ejemplo. Inclusive hay otros nombres que sin tener una repercusion internacional equiparable han realizado y realizan obras de una calidad y una intensidad innegables. Como es el caso del artista colombiano Miguel Ángel Rojas que enseña en esta oportunidad David, una serie de fotografias de cuerpo entero de José Antonio Ramos, un jóven y atlético soldado colombiano cuya pierna izquierda le fue arrancada por la explosión de una mina antipersonal. La ´noble sencilléz y la serena grandeza ´ - que diria Winckelmann - de esta imagen construida sobre el modelo inconfundible del David de Miguel Ángel Buonarroti es una hermosa incitacion al ejercicio de la cordura en la captacion y la reflexion sobre la guerra que hace ya demasiados años desangra a Colombia. Y en cuya prolongación sine die pesa muchisimo la histeria y la paranoia de masas estimuladas sistematicamente por los media. La calidad de este singular contrasta
poderosamente con la de Noviembre 6, el conjunto de sillas de metal machihembradas entre sí con las que Doris Salcedo ha intentado ofrecer una imágen y probablemente una via de interpretación de otro de los episodios del cruento conflicto colombiano: la toma en esa fecha aciaga, del Palacio de Justicia de Bogotá por el M-19 y el devastador contraataque lanzado por las por tropas del Ejército de dicho país inmediatamente despues. Lo que en la obra de Rojas es la claridad y la armonia de logros y propósitos es sólo arbitrariedad y confusión en esta pieza de Salcedo.
Habria que añadir que el montaje de la exposicion -inaugurada el 2 de febrero- es magnifico porque ha sabido aprovechar en beneficio de la mejor visibilidad de las obras expuestas la amplia y diafana arquitectura de las salas de exposiciones de la ciudad financiera del Banco Santander situada en Boadilla del Monte, una municipio de la periferia madrileña.

1 comentario:

  1. La pieza que mas me gustó fue la de Oswaldo Macia, una pieza sonora donde cambia los instrumentos tradicionales de una orquesta por el canto de pájaros. Si bien es cierto que me dio pena no conocer el canto de todos los pájaros, pero a pesar de ello la pieza me pareció preciosa y su ubicación perfecta.

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