sábado, 8 de enero de 2011

El artista como productor.


La fórmula que encabeza esta entrada es de Walter Benjamin, quien la acuñó y expuso por primera vez en una conferencia que ofreció en el Instituto de Investigaciones sobre el Fascismo, organizado en los años 30 del siglo pasado por alemanes exiliados - como lo estabe él mismo - en la capital de Francia. Y yo volví sobre ella en el 2009, cuando la artista Loreto Alonso me pidió un postfacio para su investigación sobre las vanguardias artísticas del siglo XX, releeidas desde el punto de vista precisamente de la producción. En esa oportunidad señalé que los conceptos que ella habia acuñado para acometer dicha relectura - producción distraída, desobediente, precaria e invertebrada - ofrecian una buena alternativa a las lecturas puramente productivistas de la produccion, valga la redundancia. Las mismas que eran hegemónicas en la coyuntura histórica en la que Benjamin pensó el problema del arte y la producción y que, sin embargo, no pueden seguir siendolo ahora, cuando la cibernética ha desplazado a la mecánica clásica y la produccion en red a la cadena de montaje de sus lugares de privilegio en el sistema productivo.
Y ahora he vuelto de nuevo sobre la fórmula benjaminiana a pedido del editor de un número monográfico de la revista Errata # de Bogotá, dedicado a las relaciones entre el arte y las nuevas tecnologias. Pero poniendo esta vesz el énfasis en las implicaciones politicas mas que en las retóricas de esas ¨nuevas tecnologias ¨, que ya no lo son tanto, y que en el ámbito del arte son sobre todo las que se utlizan para el procesamiento digital de la imágen y el sonido. Con esta perspectiva, he recuperado la reivindicacion benjaminiana de las cartas al director del periódico como el lugar y el medio que permiten la transformación ininterrumpida del lector en escritor - que es tambien la del espectador en actor - para reivindicar la dimensión política de dicha transformación y pedir su expansión. Ya José Luis Brea habia subrayado oportunamente - en su obra La era posmedia - la dimensión politica del hecho de generar por medio de la red esferas publicas alternativas a la esfera publica mediática. Y yo lo que hecho, en el artículo mencionado, es asociar dicha generacion con la práctica de las cartas al lector tal y como fue considerada por Benjamin y subrayar dos de las posibilidades implicitas en la misma. La primera consiste en revindicar la dimensión ciudadana de la produccion de tales esferas públicas, por cuanto supone el ejercicio de la soberanía política en una coyuntura en la que las estrategias mediáticas hegemónicas se empeñan en hacernos desistir a todos del ejercicio efectivo de dicha soberanía. Y la segunda, en orientar esa producción a la critica y la impugnacion de la distribución impuesta actualmente entre lo que es politico y lo que no lo es. Esa distribución - que puede englobarse en lo que Jacques Ranciére ha conceptualizado como ¨ reparto de lo sensible ¨ - es la que han intentado subvertir los movimientos de género, para poner solo el caso mas destacado en las últimas décadas de la clase de acción politica que se da por fuera y en contra de los ámbitos actualmente establecidos de la política.

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