Helmut Newton o la perversión, podria ser el titulo de un ensayo muy literario, muy a lo Klosowski, sobre quién es probablemente el fotografo mas perverso del que yo tenga noticia. Perversion y lujo podría ser un acápite de ese ensayo y lujo, satin y sadismo podría ser el título del siguiente. Que todas estas características están reunidas virtuosamente en la fotografía de este berlinés que huyó de la guerra a un sitio tan remoto como Australia y regresó a Europa para instalarse en Paris y convertirse en un extraordinario fotógrafo de modelos. Y de mujeres hermosas, muy hermosas, a las que, en vez de limitarse a desnudar, instaló en escenarios inesperados, muy del Paris canalla de Brassai, y les impuso poses extrañas y a la vez refinadas que ponían de presente todo lo que la sexualidad tiene de enfática, perversa y canalla. Ayer (30.10.08), viendo la colección de sus fotos expuesta en la galería la Fábrica de Madrid, no pude menos que sentirme igual de turbado que me sentí la primera vez que las ví hace no sé cuantos años. Y no pude menos que recordar el Bois de Boulgne y esa práctica, que no se si es consentida en esta época tan pacata y represiva, en la que las parejas iban en sus coches a hacer el amor delante de un público ávidos mirones. Hay esa misma luz a ráfagas en la noche en las fotos de Helmut Newton y a misma actitud en sus modelos de la de esas mujeres semidesnudas que se dejaban meter mano por desconocidos.
¡Qué bueno comprobar, gracias este enormisimo fotógrafo, que el sexo, dado por muerto por Jean Baudrillard, aún existe! Y existe salvajemente.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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