Veo ¨ El renacimiento de una nación ¨ - la exposicion de carteles vietnamitas que antes estuvo en la Casa Asia de Barcelona y ahora está en la de Madrid - y me sorprendo a mi mismo descubriendo cuán importante sigue siendo este asunto de ¨ la nación ¨. Soy de los que lo daba por perdido o por definitivamente superado - para decirlo en hegeliano - después de tanta globalizacion, internet, uniones europeas, iberoamericanas o africanas y resulta que no, que sigue ahí, tozudo, empecinado. Los vietnamitas resultan a este punto un caso ejemplar. En 1945 iniciaron la lucha contra los colonizadores franceses que terminó, en 1954, con su expulsión de la mitad norte del pais. Y a principios de los años 60 empezaron las acciones armadas contra los americanos - que habían reemplazado en el sur a los franceses - a quienes derrotaron completamente en 1975. Ganaron esas guerras bajo la dirección del partido comunista vietnamita que - como los comunistas del resto del mundo - querían construir una sociedad socialista pero que, en realidad lograron todo el amplísimo apoyo que lograron gracias a que enarbolaron firmemente la bandera de la liberación nacional. Y cuando se suponía que la construcción del socialismo se iniciaría en firme despues de esa liberacion, con lo que se toparon los vietnamitas fue con el enfrentamiento armado con dos paises vecinos que, paradójicamente se proclamaban también socialistas: la Camboya o Kampuchea de Pol Pot y sus jemeres rojos y la China todavía maoista, que aún no se había emprendido su singular retorno al capitalismo.
Dos carteles por lo menos, de los 45 que forman esta muestra, evoca estas guerras incongruentes. El primero, fechado en 1976, contiene la consigna: ¨Venceremos a cualquier enemigo agresor ¨ y muestra a un soldado sosteniendo un fusil y con una canana cruzada sobre el pecho, rodeado por una mujer y un hombre jóvenes y por una niña que sostiene en su mano una de esas tablas erizadas de puas que ocultas en los arrozales se convertieron en trampas mortales para los marines americanos. Atrás y arriba, presidiendo el conjunto, aparece una mujer mayor con una lanza en la mano. Hierática, como una madre Coraje grabada por Kathe Kolwitz o pintada por Siqueiros. El segundo cartel está fechado en 1979 y es mucho mas explicito tanto en su contundente advertencia: ¨ ¡Os vereís en añicos enseguida! ¨ como por la informaciòn visual que contiene: en el tercio inferior del mismo se ven soldados vietnamitas atacando con fusiles ametralladoras kalashnikov, y delante de ellos un blindado destrozado por los impactos de alguna arma antitanque, al pie del cual se ve a un soldado enemigo muerto. El tanque es chino, a juzgar por la inconfudible estrella roja que tiene pintada sobre la carcasa blindada. Pero lo más revelador es la figura que flota sobre la escena, dominándola. Se trata de un guerrero tradicional vietnamita, con turbante, túnica y espada, nimbado por un semi círculo heráldico. O sea que mientras los soldados de dos paises supuesta o realmente socialistas luchan a muerte el espíritu nacional de Vietnam reaparece bajo la forma de uno de sus antiguos guerreros. Y por lo que se, los actuales gobernantes de este pais asiatico utilizan el socialismo como medio para ¨el renacimiento nacional ¨ y asegurar su independencia nacional. Eso de la socieadad sin clases se ha quedado para despues.
La exposicion tiene otros meritos: es la primera vez que se muestran originales o modelos de carteles vietnamitas en España, es la primera vez que esos modelos salen de Vietnam y la muestra tiene una coherencia y un atractivo visual que en buena parte depende de la mirada de quien ha elegido su composicion: Menene Gras.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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