Leo en los diarios españoles encuestas de opinión que arrojan como resultado un apoyo mayoritario de los encuestados a las subidas de los impuestos inequitativos y a los drásticos recortes del gasto público ordenados por el flamante gobierno de Mariano Rajoy y me pregunto si esa opinión mayoritaria es simplemente el fruto de la obstinada unanimidad mediática en torno a la estrategia política que ha determinado esas medidas o si se transparenta en la misma los efectos duraderos de un movimiento de longue durèe braudeliana como es la formación católica de la infancia. Porque la verdad es que da para pensar una explicación como ésta la aprobación mayoritaria de medidas que afectan de inmediato y de manera negativa los intereses de la mayoría y la creciente convicción que se detecta en los corrillos de los bares y en las cenas familiares de que es justo que hoy todos nos apretemos los cinturones porque con este sacrificio de cualquier posibilidad de bienestar inmediato expiaremos los pecados de ambición desmedida que cometimos en los años que ya podemos calificar de ¨ locos¨. Los años que duraron décadas, de prosperidad al debe, en los que gastamos más, mucho más de lo que teníamos y cedimos alegremente a las tentaciones del mundo, el demonio y la carne. Así como al carnaval sigue una cuaresma expiatoria que nos prepara para el santo recogimiento de la semana santa, a los derroches del hijo pródigo sigue su quiebra, su arrepentimiento y su regreso a casa. Y en muchisimos casos, regreso efectivo y no figurado. El gobierno queda invistido entonces por este dispositivo imaginario de la figura del padre implacable que, como encarnación viva de la Ley, dicta el castigo inexorable a nuestros excesos y exige que nos sometamos de nuevo a su inexcusable autoridad.
Pero si puede que esta hipótesis teológica no sea más que eso, una hipótesis, lo que en cambio es cierto es que cada vez es más difícil eludir la teología en la composición de imágenes del poder tan incontestable como ubicuo de los mercados. Una prueba adicional de este extremo lo ofrece una artículo titulado
Documentos desclasificados exponen el gobierno secreto de Wall Street , publicado en
Pijamasurf.com, que abandona su tono objetivo en el análisis de un asunto tan crucial en el momento de concluir que: ¨ Esto es difícil de comprobar, algo que no es extraño, ya que el funcionamiento de estas instituciones financieras es tan complejo que resulta fácilmente sospechoso, como si fuera una forma de iluminismo. Y es que, como dijera Geithner ante el Congreso, los capos de Wall Street consideran que solo ellos son capaces de acceder al hermetismo del capital, al líquido misticismo con el que fluye el dinero, como si fuera el arcano verbo de Dios. Así se mueven en la sombra de oro, manipulando las leyes y nuestra imagen de la realidad económica para su beneficio, acaso pensando que tienen la privanza de una fuerza secreta que rige el mundo más allá de la voluntad del hombre común, y que los ha elegido¨.
Ángeles García Portela,una lectora de a Coruña, he enviado al director de El País(19.01.12) una carta en la que afirma: ¨Un libro de texto de 2º de ESO de Sociales dice respecto a la crisis del siglo XIV: ´El hambre, la guerra y la peste suscitaron en la población europea la creencia de que tantos desastres naturales eran resultado de un castigo divino por los pecados cometidos´. Existe una cierta similitud con la autoculpabilización que las personas de buena fe se hacen ante la presente crisis cuando dicen¨gastamos mucho ¨, aunque lleven toda su vida viviendo con el salario mínimo¨.
ResponderEliminarMuchas gracias al blog por la información planteada, me ha servido de mucha ayuda para mi trabajo. Bendiciones
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