En el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo están abiertas actualmente (28.11.08) dos exposiciones. La que primero encuentra el visitante es ¨7+ 1 Project rooms ¨, ha sido curada por Gerardo Mosquera y se anuncia incluso antes de entrar en el edificio del museo, por medio de una obra de Federico Sánchez Castillo, consistente en gran letrero iluminado por bombillas que reza: ¨La calle es mia ¨, la frase que le espetó en público a los manifestantes de la oposicion el líder político Manuel Fraga Iribarne, cuando era ministro del interior de uno de los últimos gobiernos de Franco. El resto de las instalaciones están dentro, en la planta baja, y tienen cada una su interés, aunque la que probablemente carece de todo interés sea la de Mónica Bonvici, que consiste en unos arneses pintados de negro que cuelgan del techo del tambor que en su día fue la torre de vigilancia del penal panóptico que hoy es la sede del museo. Como el Meiac de Badajoz. Las paredes del tambor están recubiertas de pintura metalizada que refleja los dichosos arneses. Y la artista invita, con el título de la pieza, que identifiquemos la protección. Pero, la verdad es que no es suficiente esa invitación, para que la pieza tenga algún sentido. O este es tan recóndito que a mí, por lo menos, se me escapa completamente. ¨Equality Float ¨, la enorme instalación deThomas Hirschorn, no es que carezca de sentido, es que, como es la enésima versión de la estrategia de este artista suizo de saturar espacios mediante la acumulacion excesiva de los objetos y las imágenes mas dispares, su sentido es tan trivial como previsible. En esta ocasion, como en varias de las anteriores, Hirschorn se sirve de ese exceso para ´ilustrar ´ o simplemente escenificar su interés en un texto. En este caso, el ensayo de Marcus Steinweg sobre la posibilidad/imposibilidad actual de una comunidad. ¿ Será que Hirschorn no encuentra otra manera de exteriorizar, de hacer públicas, de poner en común, sus
preocupaciones filosóficas que amontonando cachivaches?
Teresa Margolles muestra, por contraste, cuánto puede lograrse con la sobriedad y el ascetismo formal. Su instalacion es una sala desnuda y pintada enteramente de blanco en cuyas paredes ha empotrado 24 altavoces muy pequeños, por cada uno de los cuales se escuchan los sonidos ambientales grabados por la artista en los 24 sitios de Ciudad Juarez donde la policía encontró los cadaveres de otras tantas mujeres asesinadas. El resultado es un inquietante paisaje visual, donde los sonidos mas triviales, ya sea el ruido de fondo de una autopista, el muy amortiguado de los pasos o el simple soplo del viento, se cargan de desasosegantes presagios.
Sobria tambien, la parte delantera del proyecto del surafricano Kendell Geers: un gran sala blanca, en cuyo centro se alza una urna minimalista que exhibe solamente una cerilla de gran formato. El problema está en el espacio contíguo, donde se proyecta un vídeo de la època del Appartheid que documenta el brutal linchamiento de una supuesta soplona de la policía por una multitud enardecida. Mi protesta por la atrocidad de estas imagenes tiene que ver mas que con mi horror ante el descuartizamiento de los seres humanos vivos con mi crítica radical a exposicion de imágenes de la violencia extrema por la ´pedagogía por medio del terror ´que guardan en su seno. Ante la exposicion exacerbada del horror la consciencia se eclipsa y la inteligencia capitula hasta el punto de no poder ni siquiera preguntarse ¿ qué sentido tiene exhibir ahora estas imágenes e inscribirlas, además, en una intervención titulada precisamente ¨The Terrorist´s Apprendice ¨?
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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