Termino de escribir, para la revista´ Arte contexto ´, un artículo sobre Tania Bruguera, voy a la exposición ´Babalú Ayé ´ ( Casa de América. 23.03.09)) y me doy de bruces con un torrente de fotografía sobre el mas destacado episodio del culto a ese dios afrocubano, que corrobora hasta qué punto la dedicación de Tania a su propia cuerpo arraiga profundamente en la cultura popular cubana. Y digo ´ arraiga profundamente ´ porque la disposicion espontánea de los cubanos hacia el baile y la danza, el virtuosismo con el que la prefiguran y ejecutan, tiene su punto de partida y su confluencia en los rituales de las religiones afrocubanas, ese fértil resultado de la hibridación y el mestizaje cultural dado entre África y España impuesto por la esclavitud. En dichos rituales el cuerpo, mejor aún la danza y la performance. tienen un papel crucial que contrasta con la forzada quietud del cuerpo en las misas catolicas, al que solo le está consentido estar de pie, sentado o arrodillado. Y al que solo en fechas muy recientes se le ha permitido cantar y estrechar la mano de los parroquianos que están más próximos.
Las 79 fotografias - tomadas por 8 fotógrafos y reunidas en ´Babalú Ayé ´ - documentan hasta qué punto el culto a san Lázaro -el santo en el que se a travesido babalú ayé - esta marcado radicalmenre por la tension entre la inmovilidad del cuerpo forzada por el catolicismo y el impulso a liberarlo en la danza y la performance, cultivado por las religiones africanas. Las fotos documentan igualmente cómo esa tension llega hasta el extremo de que muchos devotos reivindican su propio cuerpo sometiéndolo a pruebas durísimas. Como lo hace ese hombre maduro que, en varias fotos incluidas en la exposición, se une a la peregrinacion del 17 de diciembre al santuario de San Lázaro, en El Rincón, en Cuba, arrastrandose y arrastrando una pesada piedra atada a sus tobillos.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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