Holland Cotter publica en la edición en español de The New York Times(26.02.09) un ensayo que nos ofrece a los artistas neoyorquinos como modelo de cómo ingeniarselas para asumir las crisis y sobrevivir a las mismas. Para fundamentar su tesis escribe una síntesis vertiginosa de lo que han hecho los artistas de esa metrópolis desde cuando - roto el boom económico que celebró el Pop art - los artistas jóvenes se fueron en los años 70 a los talleres abandonados del SoHo neoyorquino debido a que eran los únicos espacios disponibles para vivir y trabajar, que estaban en condiciones de pagar. Los siguientes episodios de la saga escrita por Cotter son protagonizados por nuevas hornadas de artistas en busca siempre de ´tierra virgen ´, en un Manhattan de alquileres cada día más altos e impagables. Así se fueron a Tribeca, el East Side, el Harlem hispano, Chelsea... Lo que Cotter omite sin embargo mencionar es que esta peregrinacion sin fin, esta insólita version de la mítica búsqueda americana de una ´ nueva frontera ´, estuvo radicalmente determinada por la liquidacion del modelo keynesiano de economia y sociedad y por su reemplazo por el modelo neoliberal impuesto por el presidente Ronald Reagan, centrado en Manhattan en la especulacion financiera e inmobiliaria. Las fábricas cerraron, muchísima gente se quedó sin trabajo y los precios de casas y apartamentos se dispararon salvajemente. Y fue tal el desastre causado por esta regresion política y social que el artista polaco Krystof Wodiczko no dudó en igualar sus consecuencias a las de una ´guerra ´, a cuyos ´refugiados ´les ofrecio como la última tabla de salvacion esa ´Casa para homeless ´, que era version mejorada de los carritos de supermercado que los sin casa y sin trabajo y sin familia empujaban por las calles de Manhattan, llenos con el exiguo resto de sus pertenencias.
Ahora que un paisaje social igual de deprimente se instaura otra vez en Nueva York, Cotter silencia completamente la actitud ante la crisis de artistas como Wodiczko y retiene sólo lo que de ingenio y creatividad habia en ella para ofrecerla a todos como la mejor respuesta posible al descenso al fondo infernal de la crisis que todos estamos padeciendo. A mi me hace recordar ´ El artista del hambre ´, el inolvidable relato de Franz Kafka.
La intervención de Theo Firmo
Hace 13 años
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